En Ópera Riesgo, los elementos formales dejan de ser exclusivamente el vestido y la cosmética de un argumento, y los diálogos adquieren en la música toda su precisión dramática. Más que ahondar en algún tipo de psicología, las masas sonoras buscan en cambio recrear la terrible textura anímica de nuestra época, magníficamente plasmado en el libreto de gran 19 concisión, antinaturalista, escrito por la joven española Emma Bertrán. Y quién mejor para traducir la atmósfera adecuada a este despiadado universo íntimo, que el compositor y músico experimental Rogelio Sosa, que consolida el tono de la obra entera sin dejar respirar al espectador, aprovechando espléndidamente los artificios de la electroacústica para abordar los estados que emanan de los personajes, en su caída hacia la verdad horrorosa del engaño. Sin embargo, no hay una moraleja ni hay un destino incognoscible, sino la del aterrizaje realista y brutal en el elemento ético de la decisión, con todos los riesgos que siempre, en cada momento, se imponen a nuestras acciones. Riesgo muestra las enormes posibilidades del género operístico para dar vida a los problemas contemporáneos, considerando sin embargo, los retos formales, logísticos, financieros y estéticos que representa. En la primera edición del Festival de Arte y Ópera Contemporánea se ha tomado, literalmente, ese riesgo, con la certeza de que los creadores jóvenes convocados poseen el potencial para sorprendernos y dar nueva vida a este género del drama, con necesario espíritu de experimentación.