Ópera Riesgo: tensión de principio a fin
Texto: Noemí Uribe
Una de las sorpresas del programa del Festival de Arte y Ópera Contemporánea es el estreno mundial de Riesgo, obra compuesta por Rogelio Sosa, escrita por la guionista Emma Bertrán, Fernando Feres en la dirección escénica, escenografía e iluminación y con idea original de Juan Ayala: el quebranto familiar a partir de un detonante económico, porque si se pierde el dinero se pierde todo.
Las artes escénicas tienen una línea delgada entre lo ficcional y lo real, se sabe que todo es un mero artificio y sin embargo provoca emociones reales a quien lo especta. Riesgo lleva esta línea un paso más allá, siendo evidente todo el tiempo el truco pero con una tensión enorme desde principio a fin.
Juan Ayala habló de dónde nace Riesgo: la obra aborda cómo un hombre involucrado en el ámbito financiero ve cercenado su patrimonio. Nos permite, en esta anécdota, explorar las relaciones del protagonista con su esposa e hijo en medio de una debacle económica.
La historia se cuenta en cinco actos y bajo una estructura algo alejada de la aristotélica, a cada uno de los personajes se les dedica un acto; esto no es obstáculo en la evolución de los personajes y en la obra misma, la progresión es clarísima al punto que desde el inicio es como si hubiera una bomba y a cada instante aumentara el riesgo de explotar.
El trabajo de los intérpretes es magistral: Josué Ceron (barítono) como Roberto, el protagonista; Catalina Pereda (mezzosoprano) es Virginia, esposa de Josué; Luis Pablo Osorio(tenor) en el papel de Diego, hijo de los anteriores y Carmina Escobar (soprano) interpretando a la Sombra, que funge como una especie de voz interior expresando el lado crudo y honesto de los personajes. Con una potencia y energía imponente porque al final, ¿de qué otra manera se puede representar el imposible escape a la Moira cuando la maquinaria se ha echado a andar?
Bertrán propone un dialogo aparentemente simple pero que analoga a Roberto con cierto personaje nietzschiano, un personaje que razona y siente, que se deja llevar por las pasiones pero que se domina a sí mismo. El libreto puede cuestionar y dialogar cosas de la vida cotidiana sin llegar a juzgar los actos, porque las pasiones humanas están más allá de lo bueno y lo malo, simplemente son y existen.
Rogelio Sosa explotó su talento en esta obra y su traducción sonora de la esencia del texto de Bertrán. Ensambla un dispositivo electrónico y cinco instrumentos: Viola (Alex Bruck), violoncello (María Lipkau), fargot (Dafne Vicente Sandoval), saxofón barítono (Omar López). Con estos factores engendra piezas electroacústicas vivaces y directas, sumando a esto la composición visual y el trazo, se llega a una atmosfera que logra trascender y conectar con el espectador.
Riesgo usa un dispositivo escénico que enmarca una estética y un tono, unos paneles traseros que al bajar complementan una plataforma y limita el espacio de los personajes. Estos paneles funcionan también como una pantalla. Es así como el minimalismo se hace presente en una puesta que arrasa y te sacia.