El ritual de lo sensorial – An Index of Metals
Texto: Noemí Uribe
El segundo día del Festival de Arte y Ópera Contemporánea fluyó con la presentación de la video ópera An Index of Metals de Fausto Romitelli, a cargo del ensamble Liminar y bajo la dirección de Ludwing Carrasco. Con diez músicos en el escenario, una soprano, el director y tres pantallas, comenzó el banquete sensorial.
Romitelli tenía claro el propósito, la causa y efecto de su creación, la búsqueda casi imposible de la experiencia sensorial; el ritual de recepción no va hacia el lado intelectual del espectador, sino al más precario y simple: busca darle un giro a la forma secular de la ópera, hacia una vivencia de percepción total, conectando al espectador a una materia tanto sonora como luminosa, formas y colores sin más narrativa que la que surge de la hipnosis, el trance y la posesión.
La experiencia y talento de Ludwing Carrasco, violinista y director de orquesta, fue invocada durante casi una hora guiando el ritual. La vocalista Carmina Escobar deleitó a los asistentes con la maleabilidad de su voz y tesitura.
An Index of Metals atrajo desde el instante en que se entra a la sala, con un fragmento de “Shine on you crazy diamond” de Pink Floyd apareciendo y desapareciendo para continuar con sonidos que no se inhiben, que nacen y se expanden por el espacio. Las notas fueron acompañadas de las tres pantallas donde se reprodujo un video con imágenes distorsionadas y de una estética que remite a los años 60. Una especie de mural psicodélico se apoderó del teatro Stella Inda.
Conforme las piezas van apareciendo surgen con ellas estados anímicos, desde la tristeza y euforia, hasta la sensación de una especie de oscuridad. Era como un ir entre cuatros de Goya y Pettoruti. Tus sentidos se agudizan, entras en un trance visual y auditivo; entonces los sonidos adquieren color y luz propia, van del blanco al negro pasando por todas las gamas, hasta que estos colores caen en apagones súbitos. Un espectáculo de distorsión electrónica donde luz y sonido están en metamorfosis, danzan y se vuelven un túnel de iridiscencia pura.
La manera en que el ensamble, compuesto por Julian Martínez (violín), Alexander Bruck (viola), Jorge Amador (violoncello), Diego Morábito (flauta), Carlos Rosas (oboe), Antonio Rosales (clarinete), Sergio A. Ortiz (trompeta), Marcia Medrano (trombón), José Luis Hurtado (piano y sintetizador) José Manuel Alcántara (guitarra eléctrica), Jonnathán Méndez (bajo eléctrico), Carlos Iturralde y Juan Sebastián Lach (electrónica) y la voz (Carmina Escobar) dialogan y se exaltan provocan una limerencia, donde una guitarra eléctrica (José Manuel Alcántara) y el bajo eléctrico (Jonnathán Méndez) se desbordan, arañan y borbotean notas avisando un desenfrenado final, por algo bien tienden a llamar a An Index of Metals, “el poema eléctrico”.
El oscuro final fue seguido por un largo aplauso que evidencia el gusto y resultado dispuesto por Romitelli, porque la armonía también cabe en los aplausos.